Proporcionar un ambiente tranquilo y estructurado: Establecer un ambiente en el hogar o en la escuela que sea predecible y estructurado puede ayudar a reducir la ansiedad y el estrés en los niños con autismo.
Ejercicio y actividad física: El ejercicio y la actividad física pueden ayudar a liberar la tensión acumulada en el cuerpo y calmar el sistema nervioso.
Técnicas de relajación: La meditación, la respiración profunda y el yoga pueden ayudar a los niños con autismo a relajarse y reducir el estrés.
Terapia ocupacional: La terapia ocupacional puede ayudar a los niños con autismo a aprender habilidades para manejar y expresar sus emociones de manera efectiva.
Terapia del comportamiento: La terapia del comportamiento puede ayudar a los niños con autismo a aprender habilidades para manejar situaciones estresantes y comportamientos desafiantes.
Terapia de apoyo: Terapias como la terapia de juego y la terapia musical pueden ayudar a los niños con autismo a expresar sus emociones y a relajarse.
Es importante recordar que cada niño con autismo es único y puede responder de manera diferente a las estrategias de tranquilización, y es recomendable trabajar con un equipo de profesionales para encontrar un enfoque que funcione mejor para el niño.
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